Cuando empieza la primavera las flores, los árboles y las plantas parecen despertar. La ciudad se llena de colores, los días se hacen más largos y, lo que es mejor, la gente recobra la alegría. De pronto, llega el verano y todo vuelve a cambiar.
El calor arruina las flores, es decir, las deja secas. Hasta que el ciclo vuelve a empezar.
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